Dpto. Comunicación e Ingeniería Nobe
La Energía Agrovoltaica es lo que se conoce como el uso simultáneo del suelo tanto para la producción de cultivos, como para la generación de energía fotovoltaica, una solución para que ambas actividades dejen de competir por el uso de grandes superficies de terreno ya que, cada megavatio instalado de potencia fotovoltaica, requiere de entre 2 y 3 hectáreas de terreno. Sin embargo, la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), afirma que, tras su instalación, las plantas fotovoltaicas dejan sin uso un 90% de los terrenos donde su ubican, lo que posibilita la integración de otras actividades, como la agricultura, ganadería o apicultura. El objetivo, en definitiva, es identificar actividades agrícolas y zootécnicas que puedan coexistir con los paneles fotovoltaicos sin modificar excesivamente su disposición, para limitar los costes y mantener la productividad favoreciendo un empleo diversificado del suelo y la mejora de los servicios del ecosistema.
Si a esto, añadimos el hecho de que recientemente el gobierno ha dado luz verde a que los autónomos puedan acceder a ayudas destinadas a la a la instalación de sistemas de autoconsumo y almacenamiento con energías renovables en sus lugares y centros de trabajo y que, casi un 11% del total de los autónomos en el año 2021, según el INE, tenían como actividad principal la agricultura y ganadería, la Agrovoltáica se convierte en una tecnología especialmente atractiva para este colectivo, que cuenta con la ventaja de que, con el objetivo de afrontar el reto demográfico, todos los conceptos subvencionables se incrementan un 5% en aquellos municipios con menos de 5.000 habitantes y en los municipios con menos de 20.000 habitantes en entornos rurales cuyos diferentes núcleos de población tengan menos de 5.000 habitantes.
Hablar entonces, de las ventajas de este tipo de instalaciones, es fácil, ya que existen múltiples estudios de proyectos piloto realizados en Europa, y ahora también en España, que han demostrado que ambas actividades además de ser compatibles, ejercen una simbiosis perfecta la una sobre la otra.
Pero este concepto no es tan nuevo como parece, la Energía Agrovoltaica tiene su origen en Alemania en la década de los 80, donde empresas ahora expertas, pusieron el foco en las sinergias que ambas actividades comparten.
Actualmente, se ha comprobado que se pueden satisfacer las demandas de alimentos y energía a la vez que se contribuye a mitigar el cambio climático, aprovechando la misma superficie de terreno, para generar alimentos y energía eléctrica.
Las principales ventajas que la tecnología solar aporta a la agricultura, reside en que su instalación, unos metros por encima de los cultivos, produce un efecto que mejora el de los invernaderos tradicionales, haciendo que la temperatura diurna sea inferior y la nocturna superior bajo las placas solares, reduciendo el estrés térmico de los cultivos y contribuyendo a su vez, a que el agua no se evapore rápidamente, siendo retenida durante más tiempo en el suelo, lo que provoca una disminución en la necesidad de riego que, si tenemos en cuenta la escasez actual y que la agricultura tradicional consume aproximadamente un 70% del agua dulce consumida, el hecho de poder disminuir esta cantidad, es un hito para la eficiencia y sostenibilidad del sector.
La productividad de los cultivos, lejos de verse reducida por la sombra de los paneles, se ve beneficiada por estar protegidos precisamente del exceso de luz, en regiones donde las horas de sol son excepcionalmente altas, así como de condiciones climatológicas adversas, como fuertes lluvias, vientos o granizo, y temperaturas extremas poco aconsejables para el desarrollo de las plantas, como heladas u olas de calor.
Para sacar el máximo rendimiento a estas instalaciones, ha sido necesario desarrollar una tecnología específica, como paneles con diferentes grados de opacidad o seguidores que orientan las placas fotovoltaicas en función de la necesidad de luz de los cultivos, hoy, esta tecnología es ya una realidad que junto con un diseño cuidado de la instalación, hace que la maquinaria agrícola pueda pasar por debajo y entre las placas solares, de forma que el trabajo y su automatización no se ve perjudicado.
En cuanto a las ventajas para la instalación fotovoltaica, los cultivos hacen que el grado de humedad se incremente bajo ellos, reduciendo la temperatura de los mismos y provocando un aumento de su eficiencia.
Pero ojo, la Agrovoltaica no solo se refiere a la relación entre energía solar y agricultura, también a la ganadería, porque los terrenos debajo y entre las placas solares, también pueden ser utilizados para el pasto de animales, que a su vez contribuyen a la reducción del coste de mantenimiento de las instalaciones. La energía eléctrica generada, puede ser utilizada para el autoconsumo en granjas, reduciendo la emisión de gases de efecto invernadero.
Otro de los sectores que está en fase de estudio actualmente, es el de la convivencia con la apicultura. A través de la polinización, las abejas contribuyen a la expansión y crecimiento de los cultivos, a la vez que producen “miel solar”.
La clara mejora en los costes de producción en cultivos y ganadería, a la vez que se genera energía eléctrica, para el autoconsumo o para su venta, hace que la Agrovoltaica sea una tecnología más presente que futura y en pleno desarrollo, en muchos países.